martes, 7 de mayo de 2013

Wampyr 19


Es curioso cómo cambian las cosas con el tiempo, sólo para darte cuenta que no han cambiado nada...



Cristina y Vincent habían acompañado a Alexandra hasta el aeropuerto internacional, donde abordaría un vuelo en conexión hacia Nueva York;

-¿No te parece precipitado viajar después de lo acontecido?-

Cristina sonrió mientras veía a su madre;

-Me siento muy mal en este lugar, en este pueblo, quiero salir y respirar otros aires-

Vincent observo atento;

-además que creo que el acontecimiento pasado me molestó bastante, necesitó salir y observar de nueva cuenta mi antiguo país-

Vincent sonrió;

-está bien mamá-

Alexandra observó a Vincent;

-Cuida de ella en mi ausencia, no se porten mal y no hagan fiestas en la casa-

Cristina rio mientras que Vincent entendía que se trataba de una especie de orden;

-está bien mamá-

Vincent se despidió junto con Cristina de Alexandra;

-dile a tu padre y al noble señor Wolf que lamento salir así, pero cuando regrese les veré de inmediato-

Vincent asintió;

-pasajeros del vuelo 86 de Aeroméxico pasen al abordar a la puerta número 8-

Dijo una voz mecanizada proveniente de los altavoces de una grabación digital;

-hasta luego chicos, portense bien-

Se despidió Alexandra y se dirigió a la sala de abordar, mientras que Vincent tenía un extraño presagio, no supo que era pero prefirió no compartirlo.



Nueva York

Alexandra camina por las azoteas de los edificios, aunque algunos nuevos y otros han desaparecido el lugar es el mismo, avanza como sombra nocturna por entre los tejados de los rascacielos en busca de su víctima, un poderoso banquero internacional el cual ha sido señalado para su muerte parte del Nigromante, ella sabe que se trata de algo fácil, pues por lo general estos hombres son confiados y estúpidos, lleva en su cuerpo una pequeña bolsa de tela amarrado en la cual posee una poderosa arma en caso de que haya un enfrentamiento bastante serio, por fin permanece en la azotea del hotel Hilton Paraíso, donde espera atenta las señales para el ataque.



Una mujer avanza por el hotel Hilton Paraíso acompañada de su hija una jovencita de tan sólo 12 años, avanza hasta los elevadores donde presiona el piso número 11, su hija le observa y ésta le sonríe, pero dentro de poco no habrá nada de que sonreír, ella se maldice a sí misma por tener que utilizar a su hija para ganar dinero, pero de otra forma no habrá que comer, incluso si ella misma se prostituyese no ajustaria el dinero, la mujer sabe que ese hombre paga bastante bien y con suerte puede volverse un cliente constante, sin embargo aún dentro de ella le remuerde la conciencia se muerde el labio y trata de ignorar todo eso, el elevador por fin se detiene y abre sus puertas, caminan hasta la habitación donde un grupo de hombres armados les esperan, de una manera poco ética son revisadas y se demuestra que no llevan algún artefacto o arma, una vez hecho esto los guardias les abren las puertas donde les espera este hombre.



Alexandra desciende reptando por los vidrios como un ser nocturno, con los ojos viscerales y nefastos buscando la ventana y el balcón adecuado, en alguna otra habitación se dan cuenta de su presencia como una especie de bulto que es ignorado, en otros pasa desapercibida y sin problemas, baja por fin hasta la ventana donde observa aquel hombre, permanece en boxer observando a una jovencita y a una mujer que observa atenta;

-eres una hermosa niña, ¿te lo han dicho?-

la jovencita sonrió tímidamente mientras el hombre le acariciaba la mejilla;

-tranquila todo estará bien-

una voz responde, gutural, fría y cruel;

-No, no lo estará-

Todos observan atentos a la silueta de esa mujer que entró por la ventana del balcón, con una destreza impresionante, toma al hombre del cuello y le impacta en la pared;

-por hombres como tú el mundo está como está-

Alexandra muerde su cuello dejándole un terrible hueco por el cual brota la sangre a borbotones;

-¿qué demonios?-

gritó uno de los guardaespaldas, Alexandra sin problemas se arrojó contra de estos, tomó a uno del cuello y bebió de su sangre, otro de los guardaespaldas disparó su arma impactando solamente al compañero, Alexandra arrojó el cadáver y fue por el siguiente, al cual le destrozó la garganta y bebió de su sangre, el último guardaespaldas observó a la mujer y a su hija y le gritó;

-¡largo de aquí!-

La mujer huyó con su hija mientras escuchaban disparos de arma de fuego, al final un grito de terror que inundó el piso y parte del edificio.

Alexandra soltó el cadáver del último guardia y observó de nueva cuenta a su víctima;

-espera, te daré lo que quieras, lo que pidas, dinero, sólo pidelo-

Alexandra rio;

-¿qué poder posees que pueda interesarme?, Mírame soy una cazadora, una cruel guerrera de la noche, ¿si tuvieras algo de valor crees que vendría así a pedirlo?-

El hombre dijo balbuceando;

-soy un poderoso alquimista no sabes con quien te metes-

Alexandra sonrió, eso ya lo sé, me lo dijo quien me envió;

-el Nigromante-

dijo el hombre, Alexandra sonrió y se arrojó su nuevamente sobre el hombre bebiendo de su sangre y con sus propios dientes y colmillos arrancó la cabeza del hombre y con este objeto se retiró, tres minutos después arribaría la policía, un sofisticado aparato, un teléfono celular había activado un sistema de emergencia el cual había mandado señales a los compañeros de este hombre.



La mujer recostó a su hija la cual estaba terriblemente nerviosa, pero poco a poco se había ido calmando, una misteriosa neblina entró por la ventana y se convirtió en la pavorosa mujer, la cual observó a la jovencita a los ojos y le dijo;

-duerme pequeña duerme, mañana olvidarás todo, no recordarás nada de lo acontecido hoy, tranquila y duerme que los ángeles vendrán a cantarte en coros celestiales-

la niña se durmió tranquilamente cayendo en un sueño pesado y profundo, Alexandra observó a la madre;

-un hijo o una hija es un regalo divino, éste no debe ser desperdiciado-

la mujer aterrorizada abrazó a su hija;

-yo soy la muerte en persona, si vuelves a intentar hacer algo como lo que hiciste esta noche vendre a visitarte y no será nada agradable-

la mujer observó la cabeza de aquel hombre que colgaba de sus cabellos en la mano de aquella vampiresa, está arrojo un puño de alhajas y relojes tomados de aquellos hombres asesinados esa noche, Alexandra se acercó a la mujer y olió su perfume y el delicioso aroma a miedo;

-perdóneme, perdóneme yo...-

Alexandra comenzó a lamer su cuello, probando su delicioso aroma dirigiéndose lentamente los labios, Los cuales besó tranquilamente, la mujer poco a poco empezó a excitarse mientras que Alexandra empezaba degustar su cuerpo que pese a su edad de 30 años era un hermoso, Alexandra desnudo la mujer y se dirigió a lamer su vulva y vagina, la mujer poco a poco comenzó a ser arrastrada al abismo del placer, mientras que Alexandra la masturbaba hasta el punto del orgasmo, fue entonces que Alexandra mordió el cuello de la mujer y ésta llegó al clímax y Alexandra bebio de su sangre, dejándola momentos después en el abismo de la muerte, la mañana siguiente la mujer terminaría con una extraña falta de sangre, pero con un extraño misterioso recuerdo de una mujer, una vampiresa.



Alexandra observó la ciudad de Nueva York desde el edificio del Empire State, Alexandra también conocida alguna vez como la dama de Babilonia había regresado y estaba hambrienta, pero tenía prioridades, por entregar la cabeza de ese banquero al Nigromante.

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