Rosaura camina en el silencio espectral de aquella ciudad muerta, mientras lo hace piensa en todas las cosas malas que ha hecho en su vida, aquello quizá era solo un mal sueño, Miriam la despertaría viendo sus caricaturas como siempre, al pasar por un callejón ve a un hombre, sostiene a un indigente con sus brazos, lo ahorca y el indigente lucha por liberarse, el indigente alcanza a gritar, eres como nosotros, acéptalo, aquel arremete nuevamente contra él indigente le quiebra el cuello, el hombre deja caer ese despojo humano, se gira y ve a Rosaura, el hombre posee piel morena clara, barba larga y cabello largo, Rosaura se ve reflejada en aquellos ojos marrones, el hombre saca un cuchillo largo y afilado, se acerca Rosaura blandiéndolo, Rosaura se hecha para atrás, la pared le evita retroceder y siente su olor a tabaco, su olor a alcohol, la huele como un animal olería a su presa, su víctima su...
No!, grita Rosaura, con rapidez le golpea en los testículos y corre como nunca, recorre calles vacías, bulevares abandonados, usando siempre la torre negra de referencia, entra a un calle larga y oscura, mientras camina tan rápido como puede, se da cuenta de una cosa, varios hombres le siguen de cerca, solo ve sus siluetas, uno de ellas grita extasiado, maten la, al menos veinte hombres la persiguen, de sus bocas brota espuma, sus ojos rojos parecen carbones, se dice así misma, bienvenida al infierno Rosaura...
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