lunes, 17 de octubre de 2011

Rosaura 2

Rosaura, Rosaura, dijo una voz, Rosaura despertó en la habitación del hospital, la cual estaba sucia llena de basura y un olor horrible, Rosaura vio a su lado, una mujer envuelta en vendas todas sangradas, ¿quien es usted?, cuestiono Rosaura, ¿soy yo bebe no te acuerdas de mi?, Rosaura sintió lágrimas en sus ojos, ¡mama!, exclamo la mujer sonrió atraves de aquella carne quemada y carcomida que era su rostro, no te asustes, pequeña, Rosaura pregunto, donde estamos?, la mujer se movió un poco, esto es el infierno, al menos lo que tu cerebro alcanza a percibir como tal, Rosaura vio a su madre, ¿mama pero que?, la mujer contesto,  es Miriam, ella esta aquí, la tiene Trevor, el nigromante, Rosaura se sorprendió, pero como?, la mujer dirigió su vista a Rosaura, pretende hacer algo muy malo, necesito que seas fuerte, por ella que es inocente, debes hacerlo Rosaura por ella, esta ves Rosaura lloro, perdona me bebe, nunca fui buena madre perdona me, ve, pequeña ve a salvar a Miriam, ella te espera en la torre negra donde descansa el señor oscuro, unos médicos y unas enfermeras horribles entraron al pabellon, tenían los uniformes llenos de algún liquido verde, tomaron la cama de la mujer, esta estiro su mano y se la coloco a Rosaura entre las manos, haz lo por ella bebe, ella lo vale, los médicos tomaron la cama y la arrastraron llevándosela, Rosaura se levanto y vio aquel pabellón, al menos había mil camas con personas en vendas los cuales se retorcían de dolor, gemían y gritaban, Rosaura salio de allí, vio a esos médicos llevándose a otras personas en camas, por curiosidad los siguió hasta ver a donde los llevaban, para su sorpresa, las camas eran introducidas en horno gigante donde ardían vivos, Rosaura salio de allí corriendo, encontró la salida de aquel hospital, al salí vio el espectral cielo negro que relampagueaba por truenos de color rojo, Rosaura vio a la lejanía una torre monstruosa y espectral, con escaleras que entraban y salían de esta, sorprendida escucho desde la torre negra, ¡mama!, aquella voz era de Miriam.

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