sábado, 8 de septiembre de 2012

Real del Oro 2


El avión salio a la hora dela Ciudad de México, algo raro en el ultimo vuelo a Puerto Vallarta, Daniel lee con atención su novela de suspenso, mientras que María del Carmen Solórzano ve con atención la ventana de su lado izquierdo del asiento, Daniel de toma de la mano y ella le aprieta la mano con fuerza, el avión se perfila por las calles de rodaje hacia la pista, mientras el cielo es iluminado por los truenos de una poderosa tormenta a punto de explotar, Daniel lo sabe, su misión es mantener los pies de Carmen en el mundo real, donde no pasan cosas raras, donde todo tiene una explicación lógica, una respuesta y una pregunta, así es el mundo, porque él lo sabe, lo supo el día en el que se incoó frente a un altar, para pedir por la vida de su madre, la cual murió una hora más tarde, mientras el avión se perfilaba por la pista, un rayo atravesó el cielo como un rugido, esto puso más tensa a Carmen, Daniel la abrazó y ella se recostó en su hombro, tal y como lo hiciera tiempo atrás cuando salían juntos a cenar, a bailar o incluso al cine, cierta ocasión le preguntó Carmen a Daniel, ¿qué sentido tiene que estar vivo si uno viene nada más a morir?, Daniel contestó lo mejor que pudo esa pregunta, pero al final de cuentas no había una respuesta satisfactoria, sin embargo hay estaba la duda, el avión despegó y se perfiló con rumbo a Puerto Vallarta, los censores del avión marcaban con exactitud la altitud, temperatura, velocidad del viento, dirección del viento, sin embargo también notó la capitana y el copiloto un extraño objeto alrededor de la aeronave, según los sistemas, se trataba de un objeto que daba vueltas alrededor del avión, esto hubiera sido una simple anécdota de pilotos, de no ser porque esto fue detectado también por el encargado de la torre de control del aeropuerto internacional de Ciudad de México, este hecho llamaría la atención en los reportes de la Secretaría de comunicaciones y transportes, mas sin embargo sería una historia oscura y olvidada en un archivero de la oficina de algún burócrata, que desesperadamente espera la llegada de su jubilación.

El avión aterrizó sin problemas en el aeropuerto internacional de Puerto Vallarta, donde tranquilamente aterrizó y se dirigió sin problemas a las pistas de rodaje, por la ventana Carmen pudo observar pequeños puntos brillantes que iban de un lado a otro a los lados del avión, notó que eran trabajadores de alguna compañía se realizaba alguna reparación en el aeropuerto, el avión tomó posición, se colocó la escalera y el personal a bordo inició el descenso, con tranquilidad se dirigieron a las salas de reclamo de equipaje, mientras salían preguntó Carmen;

-¿podemos ir de una vez?-

La joven a veces asustaba a Daniel, pues ella era valiente, fuerte y decidida, quizás demasiado;

-deberíamos de esperar, además me gustaría ir a uno de estos restaurantes que viene en el folleto que nos regalaron al llegar aquí-

Carmen observó a Daniel;

-no vengo de vacaciones Daniel-

Daniel suspiró;

-está bien, pero después de esto me debes una cena con velas en un buen hotel-

María del Carmen asintió y se dirigieron a tomar un taxi del aeropuerto, se acercaron a la caseta de taxis y preguntó Carmen;

-buenas noches señorita, ¿cuánto me cobra por llevarme a Real del Oro?-

la señorita sonrió con mirada extraña, observó a su supervisor y le habló, el supervisor habló con la cajera y le contestó;

-perdone señorita, pero esa área no se encuentra en los límites turísticos, de hecho no recomiendo que vaya allí-

Carmen y Daniel se vieron uno a otro;

-no se preocupe caballero, yo le llevo-

dijo un supervisor de la compañía rival, Carmen y Daniel siguieron al supervisor del cual amablemente les ayudo con su equipaje, los llevó al taxi, e hizo una boleta de pago, el taxista ayudó a subir las maletas y cuestionó;

-¿adonde les voy a llevar?-

El supervisor le dijo con una mirada fría;

-los llevas a REAL del ORO-

el taxista asintió, no sin antes prender un cigarro, Carmen y Daniel se dieron cuenta que el hombre se encontraba nervioso, subieron al taxi y avanzaron en su camino mientras Daniel cuestionaba;

-¿que hay en ese pueblo que todos le temen?-

El chófer sonrió con timidez y nerviosismo, Carmen lo notó a través del espejo retrovisor;

-allí se han suscitado extrañas muertes y sucesos inexplicables-

Daniel sonrió;

-siempre hay respuestas lógicas a todo-

el taxista sonrió;

-Hay veces que no es así, por más que uno lo intente, hace tres noches soñé con este momento, sin embargo, usted lo ha dicho para todo hay explicación lógica, sin embargo...-

El chófer del taxi guardó silencio como si no quisiese hablar de más, a Carmen le pareció pretendía esconder algo, el taxi abandonó el asfalto y se dirigió por un camino de terracería lleno de baches y hoyos así como charcos de agua;

-¿a dónde nos lleva?-

Cuestionó Daniel;

-a real del oro, en este lugar no hay caminos, se llega por este sendero, no hay carreteras, ni caminos más que este, Daniel le impresionó la seriedad de el chófer mientras que Carmen notaba a su alrededor la maleza creciente y amenazadora de un pantano el cual abre sus fauces a sus víctimas, el taxi llego a un Hotel viejo, donde un hombre permanecía parado esperando, rápidamente el chófer del taxi detuvo el vehículo, salió y abrió el portaequipajes, pero el hombre tomó rápidamente las maletas, como si no tuviesen peso propio, como si fueran ligeras como plumas, el hombre le dio una moneda al taxista el cual la tomó observando que la moneda estaba fría;

-¿no hay un mejor hotel?-

El taxista sonrió, aunque a Carmen le pareció una sonrisa forzada, bastante peculiar y tenebrosa;

-de hecho es la única posada en este pueblo-

dijo el hombre;

-acompáñenme-

el hombre les llevo a la recepción, un hombre de traje sonrió y les dio la bienvenida, les dio una llave y personalmente les llevo a su cuarto, el cual pese a no tener televisión o aire acondicionado, era acogedor y parecía ser un lugar tranquilo, sólo había una cama matrimonial por lo que tendrían que dormir juntos esa noche, a lo lejos se marchaba el taxista con una moneda de plata, vieja pues hace mucho que ya no se producen, el cual agradeció a Dios haber salido con vida de ese pueblo, pues era conocido por todos ese pueblo estaba maldito.

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