sábado, 27 de agosto de 2011

La carretera

Cierto día que venía en la carretera, era medianoche había algo raro en el ambiente no puedo decir que era exactamente, era una sensación extraña, pero por motivos ajenos a mi voluntad tuve un retraso en mis asuntos personales, mientras conducía las sombras de los árboles y los surcos de tierra que formaban pequeños cerros me tenían de cierta manera atemorizado, pero yo conducía esperando llegar a casa para descansar, mientras conducía yo tarareaba una canción que incluso mis abuelos llegaron a entonar, la canción era una canción de los Beatles cuyo nombre es come togheter, una canción que siempre ha sido de mi gusto, encendí la radio y escuche los éxitos que pasaban por la radio, justo cuando empezaba aburrirme la selección musical de aquella radiodifusora escuche como por fin empezaban a sonar canciones de mi gusto, un poco más contento conduje, nunca, debo decirlo, nunca doy aventón a nadie en la carretera, pero una pareja de personas mayores permanecían a las afueras de un poblado, llevaban un pequeño bulto entre sus brazos, me imaginé que sería el hijo de ellos, no sé por qué me detuve, todavía lo analizo, no se porque, no lo sé, la pareja subió al carro y yo conduje agradecido de haberme encontrado a alguien con quien platicar, el señor pese a verse cansado estuvo de buen humor, me platicó de las historias típicas de la carretera, yo me reía y también contaba las mías, las que había escuchado, nunca había pasado nada en la carretera, siempre he llevado un rosario en el espejo, y creo que siempre me ha protegido así fue como recorrimos la carretera, cuyos vagos caminos se abrían y cerraban serpenteando, mientras más conducía más amena se volvía la plática, por lo tanto me sentí tranquilo, de vez en cuando pasaba algún tráiler o algún otro vehículo, sin embargo tenía la sensación extraña de internarme cada vez en lugares más oscuros, la señora que no habría dicho nada cargaba a la niña, aquella era una niña de cuatro años, fue extraño porque empecé a creer que veía sombras que rodeaban al carro a través de la maleza, el señor note que se ponía igual de nervioso, los dos intercambiamos miradas y una sonrisa, encendí de nuevo la radio y escuche la música, pero al paso de los minutos se tornaban horas, en cierto momento frente al vehículo un carro que venía en dirección contraria me asustó, recuerdo que el carro salió de lo que parecía la nada, por lo visto estaba muy nervioso, pues el vehículo salió de una curva a la que yo  entre, proseguí conduciendo mientras me daba cuenta que me encontraba un poco cansado, si, debería de ser eso me dije a mí mismo, el hombre mayor mencionó que si quería yo podría dormir un poco en su casa del rancho al que se dirigían ellos, también podría comer un poco, acepté la invitación, no por tener hambre, sino por el temor de tener un accidente por avanzar en la carretera con sueño, el vehículo continúo hacia su destino, mientras pasaba una patrulla de la policía Federal nos rebasó con la torreta prendida, me pregunté si había algún accidente, y así fue, encontramos un carro chocado con una valla de seguridad, por suerte no había al parecer muertos, pues sólo se encontraba los oficiales de policía hablando con las personas de dicho vehículo, las casas por fin aparecieron en el horizonte, poco a poco nos adentramos a un pequeño pueblo el cual era partido en dos por la carretera, el señor amablemente pagó mi gasolina en una gasolinería, los lleve en mi coche hasta su casa, había mesas, sillas, parecía una fiesta, una bastante silenciosa, estacioné el carro y nos bajamos de este, el señor rápidamente me consiguió café y un pan, me invitó a esperar el pozole y los tamales, yo asentí con gusto, pero por accidente observe dentro de la casa, en esta había arreglos florales como coronas y velas, una pequeña caja blanca, un pequeño féretro, la mujer mayor introdujo a la niña dentro de este e iniciaron el velorio para mi sorpresa.

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