jueves, 25 de agosto de 2011

Caminos entre la virtud y la peversidad

No pretendamos que el hombre es el primero en habitar la tierra ni el último.

El necronomicòn



A través de los espacios vacíos del tiempo, hemos sido transportados por los errores inimaginables de la mentalidad humana, teológica, demoniaca, entre muchas otras, siendo las que más sorprende son las propias humanas, por lo tanto no se puede tomar a la ligera una sensación como es el miedo, desde las iglesias y religiones se nos enseña predicar el temor de Dios, cualquiera que éste sea este temor con lleva por inercia al miedo al señor oscuro, cualquiera que sea el nombre de este, un ser absoluto de miedo, ira, repugnancia y cólera, este monstruoso ser, a pesar que se crea o no en su existencia, con forma parte de la galería de la faceta del ser humano, así como un hombre puede ser considerado un santo, también puede tener facetas ocultas, cuyo rostro sólo conocen sus víctimas, no abundare en nombres, pero es fácil darse cuenta de ello en las personas de las altas esferas de poder de cualquier orbe, pues cada civilización posee sus demonios ocultos a los ojos del hombre, pero exaltados en su miseria de sus actos perversos, así también como el peor de los libertinos puede llegar a mostrar las más grandes virtudes, por mencionar alguno está el caso del marqués de Sade, famoso por su vida libertina y la persecución que libro en su contra, en sus últimos años, como miembro de la extrema ala revolucionaria Francesa se negó a mandar a la muerte a gente que consideró sin culpa, lo cual le trajo una nueva represión, no es posible creer que los lineamientos del bien y el mal son dispares y se alejan uno del otro, ambos permanecen conectados en una línea circular que baja y sube, las virtudes pueden ser opacadas por las acciones erróneas provocadas al momento, o por el contrario premeditadas a partir de una mente brillante mal enfocada en un día o un siglo, no se le puede pedir al hombre virtudes que desconoce, pero se le puede enseñar estas, dejar en claro que puede caer y resbalarse en el largo camino de una virtud inquebrantable, pero quien ya posee conoce el camino, en soledad y el pensamiento examina con lujo de detalle el camino peligroso por lo que maquila en su propia demencia como caer y caer bien, es el camino de la perversidad, él sabe y no comparte, que conoce y destruye, el que no posee será víctima de aquel que juró proteger y exhalar las virtudes, el miedo será amigo íntimo de la víctima, los caminos del miedo le enseñarán los conocimientos perversos que descienden de la perversidad misma, por lo que la víctima se volverá victimario, hasta que los caminos estrechos del conocimiento abra sus puertas a la luz interior dentro de cada ser humano para volverse uno con la eternidad.

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