viernes, 19 de abril de 2013

Wampyr 16


Desde mi oscuridad los veo y se lo débiles que son, sin embargo, al final no me queda mas que esperar el final sea cual sea....





José se detiene a observar la ciudad de noche, todo parece tranquilo, quiza demasiado, pero sabe que pronto comenzara la casería, siempre es así, siempre....



Cristina busca con cuidado en la pagina de Facebook, seguido de Twitter, para pasar despues por Google+, Blogger, pero sigue sin encontrar nada, hasta que escucha a Vincent entrar por la puerta, este sonríe y ella le contesta la sonrisa;

-¿como esta tu madre?-

ella sonrió;

-bien, esta dormida en su cuarto,el doctor dice que pese a que le cortaron el dedo se lo colocaron a tiempo pero no podrá moverlo-

Vincent suspiro;

-me alegro que este bien-

Vincent vio los papeles que allí había, entre esos una foto;

-conozco a este tipo, ¿no es el que te acosaba?-

Cristina suspiro;

-no, no me acosaba, ese fue un rumor-

Vincent tomo una tasa y preparo un café como lo hacia 200 años antes, pero entonces no habia cafe soluble ni cafeteras;

-bueno, como sea, ¿que haces con todo esto?-

Cristina vio a Vincent;

-lo vi el otro día en el hospital, quizá no me reconoció, el caso es que en la Universidad desapareció todo dato sobre el, no tenia cuentas de ninguna red social, es como si fuese un fantasma-

Vincent bebió del café, a un podía oler el olor de cafetales en de San Pedro, un pueblo cafetalero de Cuba, que conoció hacia 50 años;

-yo tampoco tengo-

Cristina le vio con extrañeza;

-no, pensé que esta cuenta era tuya-

Cristina busco un perfil de Facebook y mostró una fotografía de Vincent;

-no es mía, pero me has dado que pensar-

Cristina y Vincent se vieron uno al otro extrañados.



Alexandra soñaba, sabia que soñaba por que solo en sus sueños ella ve ángeles, desde que dejo de beber sangre a veces los ve acercarse a ella o a Cristina, pero siempre en sueños, los querubines, son los mas curiosos, parecen niños entre 10 y 13 años, juegan siempre y están desprovistos de cualquier malicia, una de estas, se acerca con un bebe en manos, se lo muestra;

-¿por que no vas a visitar a tu hijo Alexandra?-

ella se sorprendió;

-yo no tengo hijo-

otro querubín se acerco;

-no lo ha olvidado, la hicieron olvidar-

Alexandra despertó extrañada, sabiendo que debía recordar, pero no sabia que había olvidado.



Nadia salio de la vecindad, Lucia y Juan platicaban sobre su pasado, niños y cosas mas estúpidas, ella solo quería ir con ese hombre, mientras caminaba en la solitaria ciudad, se daba cuenta que había algo raro en el ambiente, se acerco al departamento, era un lugar bello, donde un hombre escuchaba Canon en Re, la música la envolvió y ella camino por lo patios de la casa, grande, bella y solitaria, el hombre permanecía en un sillón, el la observo, ella había penetrado por la ventana, como un fantasma nocturno, pero ese hombre no se asusto, sonrió, ella también lo hizo, el hombre se preparo, alzo su cuello, pero ella se sentó en su regazo, caliente y tibio que la hizo sentirse viva, ella no recordaba nada de su pasado, quizá era mejor así, la música cambio drásticamente, por una canción Bach, sombría y demencial, esta era la tocata y fuga en Re Menor, el hombre preparo su cuello, ella sin mas pre angulo lo mordió y bebió de su sangre mientras la vida de ese hombre se iba poco a poco, ella era dueña de la elección y podía elegir, matar o dejarlo vivir, si esperas por las noches a un ser nocturno y estas dispuesto a dar tu sangre para alimentarlo, no estarás muy preocupado por tu vida, Nadia cerro los ojos y prosiguió.



-Nadia-

ella abrió los ojos;

-¿quien eres?-

ella observo un mundo caótico, donde gente corría de un lado a otro, ardiendo en llamas, donde seres abstractos sin piel recorrían los lugares arrastrando cabezas y otros pedazos de cadáveres;

en algún lugar sonó una canción que ella conoció, Fortuna Imperatrix Mundi, volviendo todo aquello mas monstruoso;

-Kain, tu amo-

ella se arrodillo sin saber por que;

-protege a mi hijo-

Nadia alzo la mirada;

-¿quien es tu hijo?-

aquello se volvió mas confuso y monstruoso;

-protege a Abel-

Nadia fue testigo de algo aterrador, un ser alado, pero sin alas, una especia de sombra alada, cuya mirada era de un color rojo, quizá carmesí, se acerco a ella y gruño algo, ella sintió terror de aquel ser, su presencia era terrible, cruel y profana, llenaba de terror a quien la veía;

-no hasta que caiga Hander-hall-

rugió el ser y ella despertó;

-estas bien-

dijo el hombre, Nadia sonrió;

-estoy bien-

el hombre, sonrió, Nadia toco su pelo canoso;

-eres muy amable, yo solo soy una sanguijuela que te quita la vida, deberias ser feliz-

el hombre agacho la mirada;

-soy feliz haciendo lo que hago-

ambos sonrieron;

-¿interrumpo algo?-

pregunto Juan;

-no-

contesto Nadia, se levanto, el anciano se sentó en su sillón;

-te prepare este libro, espero te guste-

Nadia sonrió, lo tomo y se marcho junto con Juan por la puerta como si nada, el hombre escucho la música, otra ves era Bach, una bella armonía de chelo que lo hizo dormir.



-¿no vuelvas a seguirme!-

espeto Nadia;

-Lucia te escucho gritar-

Nadia observo a Juan;

-seras muy vampiro cazador, pero eso no te da derecho de irrumpir en mis asuntos-

Juan se molesto;

-Lucia fue quien insistió, por mi muérete-

dijo Juan marchándose;

-debo encontrar a Abel por orden de Kain-

dijo Nadia, Juan se giro al escuchar aquello, pero Nadia le ignoro y se marcho para deambular por la ciudad, sin rumbo fijo.


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