viernes, 13 de enero de 2012

Wampir 3

Me encontraba sediento, ansioso por la muerte, ¿este es acaso el sentimiento que sienten los cazadores cuando perciben a su víctima?, Su aroma es penetrante y delicioso, llama la atención el poder sentir, el poder oler tan preciado bien, para mí las personas no son más que puercos o reses, al igual que los seres humanos ven a los animales de los que se alimentan, no se trata de justicia, no se trata de dolor, sino más bien de estar satisfecho, de alimentarte, pues si ellos tuvieran oportunidad te comerían a ti, es sólo eso, la lucha básica por la subsistencia, y sin embargo...
Llevaba tres semanas siguiendola, aquella joven de pelo castaño claro, ella olía bien, la podía oler su fragancia desde kilómetros, desde los pisos más altos y las azoteas Juan la perseguía, mientras lo hacía pensaba que ella tenía familia, no había hecho nada malo, por lo tanto, estaría mal matarla, mas sin embargo mientras piensa esto su pensamiento lo lleva hasta el hambre, un instinto insatisfecho para alguien como él que tiene hambre, y no se ha alimentado desde hace tiempo, entonces piensa y recuerda que en África los leones casan a los siervos  más débiles, heridos, golpeados, jóvenes, es solamente la ley de la selva, sólo eso, pero difícilmente él podrá verla como un costal de papas, no, ella es algo más, por lo tanto Juan se debate la vida de la joven, podría matar a quien él quisiera, pero es una obsesión, piensa y recuerda cuando de pequeño en él se  encaprichaba con algún juguete, sus padres harían lo que fuera para que su hijo recibiera lo que quería.
Pero sorpresa, tus padres han muerto, estás sólo, por lo tanto hay que darle gusto al gusto, entonces se pregunta qué carajos se pregunta tanto, pero mientras lo hace, se da cuenta, su hija algún día pudo haber tenido esa edad, cualquier intento, cualquier esfuerzo, queda en eso, en nada, todos los días  la sigue, pensando que esta vez será la última vez en que la vea, antes de que la muerda, la asesine como a los demás, pero al final del día no hace nada.
Un nuevo día comienza, ella va a la escuela un poco más tarde de lo habitual, él lo sabe, sus ojeras lo delatan, su mirada hambrienta, su frialdad, esta vez no podrá resistirlo, esta vez no, pero ella ingresa su escuela, en grupo no podría atacarla, por lo tanto se  maldice y espera, como si esperara la muerte, para eso él tiene muchos siglos, nunca se ha preguntado cuál será su muerte, no importa, él tiene hambre, y está sediento.
A la hora de la salida una vez más se reanuda la persecución, una persecusión lenta, tranquila, si ella supiera que pronto  va a morir, no importa continúa, de repente sucede, su celular timbra, aquello es una llamada de emergencia, la joven corre, tomo un taxi y avanzó por la ciudad, Juan no tiene ganas de luchar contra sus traumas psicológicos vampíricos, él tiene hambre, persigue al taxi con rapidez, el sol pronto se pondrá, en ese momento se da cuenta, ¿no debería estar en llamas, convertido en cenizas o algo peor?, no hay tiempo, pregúntate después,  alimentate ahora.
Es curioso cómo da vueltas la vida, el taxi se esconde a la vista de todos en un callejón, la jovencita trata de  gritar, pero recibe un golpe en el estómago y otro en el rostro, hay un arma de fuego en este taxi, es un secuestro, llamé a la policía, llamé a la agencia Federal de investigaciones, a la Procuraduría General de la República, a la Procuraduría general de justicia del estado, porque hay un secuestro en trámite, cuyo único testigo, es un ser de la noche hambriento.
Los cómplices salen de sus guaridas, la jovencita es atada y amordazada, ¿pero quién diablos es ese imbécil que se asoma por el callejón?;
.-Arriba las manos, es la policía -.
Los hombres dispararon sus armas, entre ellas una  AK- 47, pero dispararon al aire, allí no había nadie, los hombres están preocupados, todos creen que han visto el diablo, pero han visto algo peor, sólo se escucha el sonido de las ratas, si las ratas de las alcantarillas, que poco a poco brotan, tan grandes como zarigüeyas, tan hambrientos como perros  bravos, pero eso no es lo peor, lo peor es ver a un ser, a un hombre salir retorciendose, las ratas atacan, pero esas son sólo el entretenimiento, Juan por fin se alimenta, junto con sus hermanos y hermanas, ustedes coman y beban que está servido el manjar.
15 minutos más tarde, hay que ir a sacar ese pequeño bulto humano, al quitarle la venda de los ojos, le ve, ella sabe de alguna forma que le debe la vida a ese ser, entonces él se acuerda de su esposa, sonríe, ella no morirá, no en esta noche.
La acompaña hasta su casa, ella saca un pañuelo de su bolsa, limpia la comisura  de los labios, pero esa sangre no es de él, ella no lo  sabe, así está bien, mientras menos  sepa mejor;
.-¡Cristina!-.
Dice su madre, preocupada como lo estaría cualquier madre;
.-Perdóneme usted madre, pero tuve problemas al venir -.
Juan les ve con curiosidad, tal vez discutan, tal vez la castiguen, pero ella estara viva;
.-Entra a la casa-.
La joven ve a su madre;
.-Pero...-.
La madre lanzó una mirada, la joven obedece, en ese momento, en que la joven entra a la casa, aquella mujer, de aparentes 40 años lanza un gruñido, como un perro rabioso, mostrando los dientes, unos incisivos bastante crecidos, Juan lo entiende, se retira sin dar problemas, se está metiendo en territorio ajeno.

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