02
No sé cuánto tiempo
ha pasado, creo haberme quedado dormido, afuera parece de día, no lo sé, el
celular no marca la fecha, cada vez que abro el calendario marca error y me
saca de aplicación, tengo miedo, no me había dado cuenta, pero parece que estoy
siendo rodeado por un aura oscura, obscena y diabólica, quisiera que solo
fuesen mis nervios, pero ya lo vi, ese hombre del sombrero, me ha visto, parece
que se ha ido, no puedo saberlo, la neblina no deja ver nada, espero que así
sea, el teléfono celular suena, no ha tenido señal, ni wifi, ni datos y ahora
entra una llamada, no sé si contestar, nada aparece en la pantalla, parece como
si no existiese el número, como si hubiese salido de la nada, de ningún lugar,
tengo miedo, pero a decir verdad no sé qué hacer, suspiro hondo y contestó la
llamada, tengo miedo;
-¿bueno?
Pregunto esperando
algo horrible del otro lado;
-amen, hasta que se
me hace hablar con alguien.
Dijo una voz cálida,
humana, parece un hombre sexagenario;
-hola, soy John
Lionel Allen.
El hombre suspiró
aliviado;
-bendito dios, soy el
padre Joan Paul Pioneer, soy sacerdote de la iglesia católica de Tranquility
Shore, algo a pasado, las calles están vacías, hay una neblina monstruosa.
me sorprendí;
-he visto a un hombre
monstruoso, su cabeza explota y se abre en tentáculos.
El hombre guardó
silencio, casi puedo escucharlo tragar saliva;
-yo no he visto
eso, yo vi unos enanos descarnados llenos de garras y dientes, se ha
galopaban en la entrada, no les vi orejas, ni ojos, pero sabían dónde estaba
yo, me encerré en la capilla, soy viejo y no creo tener muchas posibilidades.
El llanto de un niño
se escuchó al otro lado de la línea;
-sé que suena
intrépido, pero conozco donde hay armas de fuego, eso nos ayudaría, debes venir
aquí.
Trague saliva;
-¿dónde te
encuentras?
Pensé en decírselo;
-en el callejón viejo
de Martin Street.
Dije al fin;
-no estás muy lejos
de aquí, sal a la Howard Street, camina derecho, en plaza pública está el viejo
quiosco, enfrente está la iglesia.
Lo pensé muy bien;
-¿cómo voy a superar
a los enanos que dijo?
El padre guardó
silencio unos segundos;
-guarda mi número,
cuando estés cerca saldré y los distraeré por uno de los laterales, tendremos
que ser rápidos para que no entren.
Pensé en aquello;
-está bien allí nos
vemos.
vi la llamada ser
colgada, el número ya era mostrado con el nombre de Padre Joan Paul, eso como
si hubiese estado en la memoria todo el tiempo, trago saliva, aprieto los
puños, lo decidí, iré en busca del padre, pero necesito un arma, pero no tengo
ninguna, vaya americano, en mi mente recuerdo los estúpidos comerciales en la
radio de las tiendas de armas, ahora yo soy el estúpido, busco en toda la casa
un arma, solo encuentro un cuchillo de cocina, no me gusta y la verdad no
pienso usarlo, lo dejo allí, pero detrás del lavabo, puedo verlo brillar, mi
salvación, una buena arma, la vieja y confiable, un pedazo de tubería rota que
jure un día tirar, lo tomo, tengo miedo, abro la puerta, no veo nada, miro el
celular, tengo la maldita costumbre de ver siempre la hora, ahora no veo nada
más que el fondo, me paro unos segundos a ver a mi alrededor, siento que dejo
mi espacio seguro, mi hogar, mi recinto, pero no quiero estar aquí, tengo la
sensación de que debo huir, de que algo muy malo está sucediendo, por lo que
sin más hecho a correr, salgo por el patio de la casa, abro el cancel sin mirar
atrás, sabiendo que dejó el lugar más seguro que existe.
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