Luego Dios dijo:
—Toma a Isaac, tu amado hijo
único, ve a la tierra de Moria y ofrécelo como un sacrificio que
debe quemarse completamente, en la montaña que yo te indicaré.
Genesis 22;2
La luz tenue blanquecina de la cocina me molesto, me encontraba en el
suelo, sobre una camilla de primeros auxilios, mientras trataba de
componer las cosas, observe al jefe de seguridad, el cual hablaba con
uno de los paramedicos, yo estaba en la cocina, parecía de día y yo
estaba atado en la camilla;
-no se preocupe, todo esta bien, el golpe casi le destruye las
cervicales, esta inmovilizado por su propio bien-
me dijo un paramedico de piel oscura, tenia una sonrisa brillante,
parecía el cristo;
-todo tiene sentido ahora, pero la manera en que el cadáver de
Isaias fue encontrado parecía haber sido desollado, no parece un
accidente con elevador, al menos no los que he visto-
dijo el gerente de mantenimiento;
-como sea, mejor que ese cocinero este muerto, mira como dejo al
pobre hombre-
alguien se me acerco a la camilla y me inyecto algo en la muñeca,
una cocinera se me acerco y me entrego el celular, ese maldito
celular que yo reconocí, me llevaron al montacargas y por allí me
bajaron, el horrible manchon carmesí de la sangre mostraba que era
reciente, no podía decirles, que algo le había sucedido a Isaias,
pero incluso dudaba de que me creyeran, nadie creería aun loco, me
bajaron con cuidado y me llevaron a una ambulancia, pero allí no me
metieron, de la puerta brotaba un liquido gelatinoso purpura y
apestaba horrible, en ves de llevarme en ambulancia me llevaron en la
camilla, pero para mi horror, empece a ver los lados decenas, quizá
cientos de pedazos de cuerpos desmembrados, las luces del túnel eran
ya mas oscuras y nefastas, a cada paso se podían ver garabatos sin
sentido escritos en las paredes, no muy lejos yacía la jaula de los
pintores, pero en esta, personas yacían dentro de ella, algunos
defecando, otros golpeándose entre ellos, uno lo vi cortarse el dedo
meñique, en una esquina yacían un grupo de mujeres semi desnudas
amamantando a sus hijos, as paredes de concretos estaban cada ves mas
demacradas, casi derruidas, las áreas de tablarroca mostraban tan
estado que casi se caían a pedazos enteros, me dejaron frente al
comedor de empleados y ellos entraron casi con alegría, desesperado
trate de soltarme, entonces lo escuche, los apagones por secciones,
la oscuridad ya venia, tenia que liberarme, con todas mis fuerzas
hice a la camilla ladearse y tumbarme, en el piso alcance a tomar un
pedazo de vidrio roto, con el cual corte las ataduras de mi mano
derecha, con fuerza logre liberar mi otra mano, mis piernas por fin
las libere, pero me di cuenta que yacía rodeado de camillas de
hospital, algunas de ellas aun goteando sangre, la oscuridad por fin
me cubrió, por algunos permanecí quieto, temeroso, asustado, hasta
que los paramedicos salieron corriendo del comedor, rodeados por
llamas ardieron vivos mientras gritaban, uno de ellos rezaba a un
dios que seguramente no lo escucharía, los vi arder, lentamente,
entre gritos y sollozos, hasta morir.
Me pare de inmediato, encendí la luz del celular y camine hacia el
comedor de empleados, adentro solo encontré el vació y la soledad,
la estatua de un dragón de varias cabezas yacía con una vela
prendida, dentro del hocico de una de las cabezas sostenía la vela,
dando la impresión que expulsaba fuego, el área de servicio
apestaba, horribles cucarachas enormes se paseaban por entre la
comida podrida, retrocedí, no quería ver aquello, busque la salida,
pero para mi sorpresa las salidas habían sido bloqueadas, en verdad
creí que ya me estaba volviendo loco, para mi sorpresa un cocinero
salio de la cocina, cargando una olla muy pesada;
-hola-
el hombre que ignoro, por lo que me dirigí a la cocina, pero tenia
que pasar por tras ella área de servicio, avance lo mas deprisa,
pero no debí hacerlo, los insectos se pusieron como locos, algunos
volaron contra mi, corrí lo mas deprisa que pude, llegue a la puerta
de la cocina, solo para allar mas oscuridad, el sonido del agua
goteando, las tarjas oxidadas, de los estantes había comida en lata
o en frascos echada a perder, allí no había nadie, camine y di la
vuelta buscando el área de producción de alimentos, para mi horror
encontré en las sartineras y las ollas de cocción cadáveres
descuartizados y colocados cuidadosamente para ser cocinados, quede
horrorizado, retrocedí, querría huir, ¿pero a donde?, mientras
trataba de asimilar todo un el hombre que había visto entro cargando
una cabeza de ser humano, con una cuchara de helado trataba de
sacarle los ojos, el hombre tenia la cara de un puerco horrible, pero
no era una mascara, era su rostro, el hombre cerdo al verme fue por
un cuchillo y se me arrojo, lo esquive apenas, retrocedí en busca de
un arma, el celular me lo metí a la bolsa de la camisa y tomando un
remo de cocina de acero enorme, con el trate de matar a ese ser que
no podía ser humano, mientras luchaba con ese ser, este furioso dejo
el cuchillo y fue a la bodega de cocina, mientras retrocedía
pensando encontré en un bote de basura un uniforme policial
ensangrentado, debajo de todo eso, había un arma de fuego, el ser
regreso con una sierra eléctrica, yo lo esquivaba mientras trataba
de matarlo, pero se me arrojo, casi me parte en dos, de no ser por
que algo lo detuvo, una de las manos de la sartinera le había
agarrado con mucha fuerza, yo le dispare, todas y cada una de las
balas, el ser rugió y murió, cansado me quede a descansar, pero
algo sucedió, la sangre de ese ser empezó a moverse, avanzo como si
mostrase un camino, sin saber que hacer, seguí el rastro, que
llevaba adentro de la bodega de cocina, las ollas negras y
chamuscadas yacían allí con un olor insoportable, la sangre subió
por las paredes para mostrar un panel eléctrico, me pregunte que mas
podía pasar, suspire y lo accione.
La luz había regresado, la cocina estaba normal, limpia y
reluciente, un cocinero cocinaba en silencio, era Isaias, corrí al
verlo, pero tenia la cara cocida con hilo grueso, los ojos y labios,
me pareció que me observo, pero regreso a lo suyo, salí de la
cocina y vi las mesas vacías, excepto por una, un hombre comía
tranquilamente sin molestarse, me acerque y me senté en su mesa;
-disculpe, quería preguntarle...-
el hombre me miro y sonrió, estaba trajeado y parecía amable;
-sobre la oscuridad que consume todo a su paso-
me le quede viendo sorprendido;
-venga vamos a servirnos mas-
me llevo al área de servicio, la comida allí servida se veía
apetecible, por lo que agarre comida, chuleta ahumada en salsa de
tomate, puré de papas, ensalada americana, de postre un trozo de
pastel y un café capuchino, el comedor parecía funcionar
normalmente, salvo por que Iasias recorría el lugar con ese rostro
flagelado, me senté a comer con ese hombre, comimos en silencio, una
ves que termine me sonrió y dijo;
-mi nombre es Edward Traveler, soy un viajero, no me quedare mucho
tiempo aquí, pero le puedo asegurar que usted no pertenece aquí-
yo le observo con suma atención;
-¿todo este mundo es real?-
el hombre sonrió;
-¿que es la realidad?, solo un conjunto de ideas precarias de esto y
aquello, lo cierto es que este mundo es artificial, no debería
existir, algo o alguien lo esta creando-
le mire aterrado;
-¿que puedo hacer para salir de aquí?-
el hombre suspiro;
-no lo se, como dije solo soy un viajero, pero este lugar se rige con
reglas, pero pose las reglas de un acertijo o un laberinto, si
quieres salir de aquí debes jugar su juego y sus reglas, pero eso no
quiere decir que sean justas-
me quede perplejo;
-si me lo preguntas, al venir aquí vi una puerta luminosa, pero no
se a donde lleve, tampoco se si es la salida, yo viajo por mis
propios medios, pero de que la hay, la hay-
el hombre tomo de una silla un sombrero y un bastón;
-esto es lo mas que puedo hacer para ayudarle-
el hombre me dejo unos cargadores de pistola, ademas de una caja casi
vacía de balas, el hombre se despidió de mi con la mano en alto y
por la puerta, se marcho, dejándome en la soledad de aquel comedor.
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