Desde mi oscuridad los veo
y se lo débiles que son, sin embargo, al final no me queda mas que
esperar el final sea cual sea....
José se detiene a
observar la ciudad de noche, todo parece tranquilo, quiza demasiado,
pero sabe que pronto comenzara la casería, siempre es así,
siempre....
Cristina busca con cuidado
en la pagina de Facebook, seguido de Twitter, para pasar despues por
Google+, Blogger, pero sigue sin encontrar nada, hasta que escucha a
Vincent entrar por la puerta, este sonríe y ella le contesta la
sonrisa;
-¿como esta tu madre?-
ella sonrió;
-bien, esta dormida en su
cuarto,el doctor dice que pese a que le cortaron el dedo se lo
colocaron a tiempo pero no podrá moverlo-
Vincent suspiro;
-me alegro que este bien-
Vincent vio los papeles
que allí había, entre esos una foto;
-conozco a este tipo, ¿no
es el que te acosaba?-
Cristina suspiro;
-no, no me acosaba, ese
fue un rumor-
Vincent tomo una tasa y
preparo un café como lo hacia 200 años antes, pero entonces no
habia cafe soluble ni cafeteras;
-bueno, como sea, ¿que
haces con todo esto?-
Cristina vio a Vincent;
-lo vi el otro día en el
hospital, quizá no me reconoció, el caso es que en la Universidad
desapareció todo dato sobre el, no tenia cuentas de ninguna red
social, es como si fuese un fantasma-
Vincent bebió del café,
a un podía oler el olor de cafetales en de San Pedro, un pueblo
cafetalero de Cuba, que conoció hacia 50 años;
-yo tampoco tengo-
Cristina le vio con
extrañeza;
-no, pensé que esta
cuenta era tuya-
Cristina busco un perfil
de Facebook y mostró una fotografía de Vincent;
-no es mía, pero me has
dado que pensar-
Cristina y Vincent se
vieron uno al otro extrañados.
Alexandra soñaba, sabia
que soñaba por que solo en sus sueños ella ve ángeles, desde que
dejo de beber sangre a veces los ve acercarse a ella o a Cristina,
pero siempre en sueños, los querubines, son los mas curiosos,
parecen niños entre 10 y 13 años, juegan siempre y están
desprovistos de cualquier malicia, una de estas, se acerca con un
bebe en manos, se lo muestra;
-¿por que no vas a
visitar a tu hijo Alexandra?-
ella se sorprendió;
-yo no tengo hijo-
otro querubín se acerco;
-no lo ha olvidado, la
hicieron olvidar-
Alexandra despertó
extrañada, sabiendo que debía recordar, pero no sabia que había
olvidado.
Nadia salio de la
vecindad, Lucia y Juan platicaban sobre su pasado, niños y cosas mas
estúpidas, ella solo quería ir con ese hombre, mientras caminaba en
la solitaria ciudad, se daba cuenta que había algo raro en el
ambiente, se acerco al departamento, era un lugar bello, donde un
hombre escuchaba Canon en Re, la música la envolvió y ella camino
por lo patios de la casa, grande, bella y solitaria, el hombre
permanecía en un sillón, el la observo, ella había penetrado por
la ventana, como un fantasma nocturno, pero ese hombre no se asusto,
sonrió, ella también lo hizo, el hombre se preparo, alzo su cuello,
pero ella se sentó en su regazo, caliente y tibio que la hizo
sentirse viva, ella no recordaba nada de su pasado, quizá era mejor
así, la música cambio drásticamente, por una canción Bach,
sombría y demencial, esta era la tocata y fuga en Re Menor, el
hombre preparo su cuello, ella sin mas pre angulo lo mordió y bebió
de su sangre mientras la vida de ese hombre se iba poco a poco, ella
era dueña de la elección y podía elegir, matar o dejarlo vivir, si
esperas por las noches a un ser nocturno y estas dispuesto a dar tu
sangre para alimentarlo, no estarás muy preocupado por tu vida,
Nadia cerro los ojos y prosiguió.
-Nadia-
ella abrió los ojos;
-¿quien eres?-
ella observo un mundo
caótico, donde gente corría de un lado a otro, ardiendo en llamas,
donde seres abstractos sin piel recorrían los lugares arrastrando
cabezas y otros pedazos de cadáveres;
en algún lugar sonó una
canción que ella conoció, Fortuna Imperatrix Mundi, volviendo todo
aquello mas monstruoso;
-Kain, tu amo-
ella se arrodillo sin
saber por que;
-protege a mi hijo-
Nadia alzo la mirada;
-¿quien es tu hijo?-
aquello se volvió mas
confuso y monstruoso;
-protege a Abel-
Nadia fue testigo de algo
aterrador, un ser alado, pero sin alas, una especia de sombra alada,
cuya mirada era de un color rojo, quizá carmesí, se acerco a ella y
gruño algo, ella sintió terror de aquel ser, su presencia era
terrible, cruel y profana, llenaba de terror a quien la veía;
-no hasta que caiga
Hander-hall-
rugió el ser y ella
despertó;
-estas bien-
dijo el hombre, Nadia
sonrió;
-estoy bien-
el hombre, sonrió, Nadia
toco su pelo canoso;
-eres muy amable, yo solo
soy una sanguijuela que te quita la vida, deberias ser feliz-
el hombre agacho la
mirada;
-soy feliz haciendo lo que
hago-
ambos sonrieron;
-¿interrumpo algo?-
pregunto Juan;
-no-
contesto Nadia, se
levanto, el anciano se sentó en su sillón;
-te prepare este libro,
espero te guste-
Nadia sonrió, lo tomo y
se marcho junto con Juan por la puerta como si nada, el hombre
escucho la música, otra ves era Bach, una bella armonía de chelo
que lo hizo dormir.
-¿no vuelvas a seguirme!-
espeto Nadia;
-Lucia te escucho gritar-
Nadia observo a Juan;
-seras muy vampiro
cazador, pero eso no te da derecho de irrumpir en mis asuntos-
Juan se molesto;
-Lucia fue quien insistió,
por mi muérete-
dijo Juan marchándose;
-debo encontrar a Abel por
orden de Kain-
dijo Nadia, Juan se giro
al escuchar aquello, pero Nadia le ignoro y se marcho para deambular
por la ciudad, sin rumbo fijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario